La Casa Estudio Sánchez Ayala aspira a ofrecer a una generación de artistas un espacio de descanso dentro del arte a través de la creación de una plataforma de exposición. Su creadora, Paulina, propone a la ciudad la idea de una escuela/galería donde los artistas pueden compartir su talento y cultivar su espíritu con total libertad expresiva. La proyección del recinto considera la preservación de una fracción de la preexistencia en el sitio destinada a oficinas. El programa arquitectónico resulta en dos alturas y media, mostrando una morfología de galería vertical que integra el proceso de creación a la exposición en curso. En una tercera planta se proponen dos salones privados para el trabajo de Paulina y su equipo. En cuanto a la materialidad, se contempla el uso de ladrillo aparente de terrazo, el formato de los ventanales tradicionales en acero genera un dialogo entre las obras y el exterior del recinto, permitiendo que la luz bañe los espacios destinados a la formación de la próxima generación de artistas mexicanos.